Por Matías Enríquez (@tutenriquez)
Su nombre divide las aguas en el Mundo Boca, tal como lo hizo, en su momento, en el seleccionado nacional. En aquel entonces, Basile y Pekerman le dieron la continuidad que Bielsa no…y que Maradona tampoco. Debajo de esa «falta de códigos» que el 10 xeneise le recriminaba a Diego se esconden varios secretos bien guardados, a los que solo puede acceder el ojo clínico de Toti Pasman (ironía).
En Boca, Falcioni dio la sacudida final dejándolo en el banco de suplentes frente a All Boys. Aquel día, posterior al 0-0, la Bombonera le dio su veredicto al ex Banfield con un estruendoso «Riqueeelme, Riqueeelme». Escuchando las plegarias, Julio Falcioni colocó al polémico Riquelme en el equipo titular de los entrenamientos, como sinónimo de acercamiento a los hinchas, a esos mismas hinchas que lo insultaron de arriba a abajo cuando el equipo se llevaba un punto de la noche del sabado.
Desde la operación (Mayo 2010), Román jugó tan solo dos partidos y medio hasta febrero de 2011. Realmente poco para un jugador de la trascendencia de Riquelme en la creación de Boca. Sin poner en tela de juicio la categoría del jugador (a quien alguna vez catalogo como «pieza fundamental»), Falcioni se escuda argumentando el «derecho de expresarse» a los hinchas de Boca. Incluso nunca dejó del todo claro el porqué de la salida de su MVP.
Impredecible como pocas, desde la comisión directiva, algunos han apoyado públicamente al jugador, aún soportando caprichos propios de una estrella internacional (condición a la que JR ya no pertenece). Pero hay quienes ya no toleran sus aires de importancia. No es el caso de Juan Carlos Crespi, el directivo más adicto a Riquelme (lo cual motivó a varias peleas con el ex presidente Macri). El mismo Crespi se encargó de desactivar la bomba que se viene mencionando hace tiempo acerca de que «hay dirigentes que quieren que Román se vaya». Algo raro se esconde bajo la alfombra.
El más talentoso jugador de Boca de los últimos 10 años pasa por un período crítico que puede llegar a ser trascendental de cara a su futuro en su «club de toda la vida». El año pasado la disputa fue con Palermo, ahora le toca a Falcioni y después será con otro. Así es la vida de Juan Román, el hombre que divide las aguas del mundo Boca.