Se acaba el ciclo ¿Really?

Por Matías Enríquez (@tutenriquez)

En portales y periódicos de todo el mundo, titular así es una tentación. “Fin del ciclo”, “This is the end”, “Se acaba la mentira”. Quizás, éste último realizado por algún pasante o unrookie del asunto. La seducción que provoca poner un fin al más exitoso de los ciclos de un equipo es algo que varios periodistas, detractores del buen gusto de este deporte, es muy fuerte.

 Incluso desde el propio seno del barcelonismo se habla de términos como “renovación”, añejos a la rica historia reciente de ésta institución. Previo a cualquier tipo de análisis sobre el asunto, es necesario comprender quehablar del final de un ciclo deportivo, cuando un equipo se encuentra con una Liga en el bolsillo, que ha llegado a la semifinal de la Uefa Champions League y que ha terminado dentro de los cuatro mejores de la Copa del Rey es un tanto ridículo. La culpa la tienen los propios jugadores que han acostumbrado a la afición mundial a los constantes éxitos y a esa brillante demostración de buen fútbol, desde la dorada época de Pep Guardiola hasta el gran presente de Tito Vilanova.

Sin embargo y, comprendiendo estos fundamentos esgrimidos, es innegable que el Barcelona está atravesando un momento de incertidumbre. Si bien el gobierno del balón sigue siendo su principal arma de control de los partidos, ya no traduce la posesión en acción: circula la pelota por todo el campo pero no logra peligrar profundidad, salvo las estelares apariciones de Leo Messi, desaparecido en la tarde-noche germana del día martes. Precisamente, se vio cierta tendencia del Bayern Munich a controlar el juego alla Guardiola, su próximo entrenador.

En el momento más delicado de la temporada, Gerard Piqué se manifestó como el resto de los jugadores, dejando en claro que “es casi imposible” remontar la goleada. Una tarde perfecta, digna de una remontada sin precedente alguno en la historia de este deporte, es lo que necesitaría el Barcelona para contrarrestar el poderío teutón. Misión (casi) imposible. Cualquier otro equipo no tendría ni una mínima chance de remontar, pero con éste equipo de ensueño, la esperanza no se pierde.  Puede que sea un momento de renovación para el conjunto culé. Sin embargo no se puede hablar de fin de un ciclo, por lo menos, por respeto a aquellos individuos como quien les escribe, que nunca vio un equipo que jugara de esta forma.

Welcome back, Lionel

Por Matías Enríquez (@tutenriquez)

Le mojaron la oreja. El periodismo sensacionalista español y argentino lo llegó a descalificar de un modo grotesco, de que puede ser el máximo genio que frote la lámpara o un fantasma opacado por los rivales. Alguno pensó que esto solo lo llevaría a reducir su rendimiento. Dijeron que no estuvo presente contra el Real Madrid por Copa y Liga y que también se había borrado en el partido de ida contra el Milan. El exitismo que se maneja desde algunos sectores de la prensa es voraz.

El día domingo puso fin a su extenso letargo con la red con una caricia al alma culé para liquidar el partido contra el Deportivo La Coruña. Se cansó de esos dichos de semanas pasadas. Llegaron a decir que era sencillo hacerle un gol al último equipo de la Liga BBVA, desmereciendo esa diagonal de izquierda a derecha, vertiginosa, que terminó en una deliciosa vaselina, luego del pase de Alexis. Hasta Daniel Alves dijo que lo veía alicaído. Algún insensato pensó que así se lo podría empezar a borrar de la escena. En esos días de “fumata negra” post Real y Milan, seguramente retomó el regalo que Pep Guardiola supo obsequiarle: “Saber Perder” del novelista español David Trueba. Pese a su disgusto por la lectura, lo habrá leído y recordado los días guardiolistas del Barça.

A los seis minutos lo hizo todo posible. Aún sin espacios se inventó una jugada para dejar a Abbiati en ridículo y como un observador privilegiado de ese preciso y fulminante remate con la pierna izquierda. Allí se abrió el partido. Allegri quiso anularlo con marcas escalonadas y al hombre con Mexés y Zapata, en la zona letal y Ambrosini, en el arranque de la jugada. En el minuto 40, cuando parecía que el Barcelona caía a ser ese equipo que distribuye el balón de lado a lado sin ocasionar peligro, Iniesta robó y se la dio. Condujo unos pocos metros, pisó el área y disparó entre las piernas de Mexes. El remate iba al primer palo de Abbiati quien, otra vez, quedaba lejos de la foto. En el segundo tiempo manejó los tiempos con más sapiencia que electricidad.

Hizo sencilla una serie que parecía mucho más ardua que aquellas fatídicas contra Inter (2009) y Chelsea (2012). Ahí es donde reside el talento de este astro, que juega para la historia: la sencillez en tiempos difíciles, virtud de unos pocos. Tanto él como Cristiano Ronaldo juegan en este otro torneo, un certamen en donde muchos añorarían con solo estar presentes. A un gol de Shevchenko y dos de Van Nistelrooy, todavía le faltan unos cuantos para alcanzar a Raúl. Su leyenda crece, día a día, pese a las críticas. Ayer revolucionó el Camp Nou y lo hizo posible. Se despertó de su siesta…Welcome back, Lionel.

La victoria del juego

Por Matías Enríquez (@tutenriquez)

 «La victoria del juego». Así titula el diario francés L’Equipe la clasificación del Barcelona para la final de la UEFA Champions League, luego de consumado el empate frente al Real Madrid. El póker de clásicos Real Madrid vs Barcelona fue lapidario para el conjunto blanco, más allá de que cada uno obtuvo una victoria y se cosecharon dos empates. El problema reside en el como.

Exceptuando el partido por Copa del Rey, el Real Madrid fue otra de las innumerables victimas del juego del Barcelona: ese fantástico interés por hacer circular el juego distribuyendo la pelota por todo el largo y ancho de la cancha. «Cuando estas en uno de esos rodeos, te da impotencia porque sabes que no podras robar el balón» había declarado Xabi Alonso, posterior a ese magistral 5-0 en la primera parte de la temporada. La frase y el término «impotencia» reflejan a la perfección el sentimiento del que se enfrenta a éste, el mejor equipo de todos los tiempos.

Frente a los dichos previo a la serie por Champions, Barcelona respondió con la contundencia de los hechos, dejando en ridículo al Real Madrid en el Bernabeú y en el Camp Nou. Fue amo y señor de los dos duelos coperos. En Madrid, producto de una insuperable versión de Messi, quien gambeteó hasta el viento dejando un memorable recuerdo; desgarrador para madridistas, inolvidable para catalanes. En Barcelona, por su eficacia a la hora de construir el juego y aprovechar los espacios para atacar.

Fue un hecho lamentable las quejas de los jugadores madridistas, como así también de su entrenador. Es cierto que los jugadores del Barcelona tendieron a exagerar cada infracción, un tanto más de lo debido. Pero también es cierto que los jugadores del Madrid jugaron con una vehemencia inaúdita, como las innumerables patadas de Pepe en la ida y de Carvalho y Xabi Alonso en la vuelta. No obstante, todo debe ser comprendido dentro de la magnitud y vorágine de un partido entre los dos mejores equipos y entrenadores del mundo.

Se cierra el ciclo sagrado de cuatro partidos en menos de 18 días. Para seguir engrandeciendo su historia, este equipo se debía una demostración de carácter y entereza frente a Mourinho, aquel que tenía la «formula» para derrotar al Barca. Con la Liga casi en el bolsillo, viajará a Wembley para seguir ratificando todos esos adjetivos que viene cosechando. Hasta ello, yo me quedo con ese título de L’Equipe que grafica un trofeo en el que el Barcelona viene siendo el mejor, hace rato.

Sigue el Barcelona, por obra y gracia de los nuestros

Por Matías Enríquez

En Inglaterra, la historia parecía repetirse. Barcelona dominaba el juego y las acciones. Arsenal se disponía a mantener ese valioso 0-1. Guardiola cometió un error que el costó muy caro. A los 23 minutos del ST, decidió el ingreso de Keita por David Villa. Wegner leyó el planteo conservador de Pep y mandó a la cancha a Bendtner y a Arshavin. Van Persie y el ruso Arshavin le terminarían dando la victoria a los británicos por 2 a 1.

El partido de vuelta brindaba la posibilidad de ver a los dos equipos que mejor fútbol predican a lo largo y ancho del mundo. Arsenal y Barcelona. Concepciones similares a la hora de comprender el juego, Wegner y Guardiola son los grandes exponentes de una nueva cosmovisión futbolera que valora el buen juego por sobre el resultadismo extremo. Pases cortos y precisos, movilidad plena, explosión en ofensiva y ocupación de todo el campo de juego son los principales pilares de manual para ambos entrenadores.

Frente a las estructuras ganan los diferentes. Cuando la historia pintaba ardua para el Barcelona, apareció su hijo pródigo. Lionel Messi realizó una extraordinaria pirueta propia de un videojuego para dejar a Almunia despatarrado y convertir ese 1-0 relajador. Hubo tiempo para que Busquets convierta un gol en contra y el Arsenal respire aliviado ese 1-1. Pero poco duró la alegria de los gunners. Xavi y nuevamente Messi, ahora de penal dandole apenas una caricia a la pelota, terminarían definiendo el partido por 3-1.

Messi tiene un talento que no conoce de límites. Es en vano brindarle calificativos a tamaño PROFESIONAL. Su velocidad, su irrespetuosidad por el orden táctico (atributo que su físico le permite aguantando los partidos completos) lo convierten en un jugador de otro planeta. Los números hablan por sí solos. 45 goles en 39 partidos esta temporada de los cuales hay 8 en 8 partidos en Champions League. Dueño de un freezer en el cerebro, definió dos situaciones en donde cualquier delantero se pondría nervioso con una facilidad única.

Sin dudas que el otro gran héroe de la noche fue Javier Mascherano. Criticado por algunos medios y cuestionado por su forma de jugar, Masche tuvo sus minutos de fama. En el minuto 88, luego de un fantástico despliegue cortando los circuitos de juego del Arsenal, corrió 15 metros para alcanzar a Bendtner y robarle la pelota, justo cuando el gran danés se preparaba a definir el partido, mano a mano con Valdés. Barriendo desde atrás sin cometer falta, tal vez una de sus grandes habilidades, logró salvar al Barcelona de un injusto 3-2 que lo habría dejado fuera de competencia. En una de esas noches europeas que será recordada por todos los barcelonistas, Masche demostró que su fútbol también amerita el aplauso. Recibió una ovación de todos los hinchas culés, presentes en el Camp Nou, acorde a la magnitud e importancia de la jugada que habia salvado.

Para Barcelona, cómodo líder de la Liga BBVA y presente en la Copa del Rey (enfrentará al Real Madrid en la próxima ronda), a la historia de Champions todavía le quedan varios capítulos como el de ayer. Barcelona triunfó anoche con su juego vistoso y definido con Mascherano y Messi, como los dos grandes valores, sumados a las grandes actuaciones de Xavi, Iniesta y Pedro. El Barca sigue en la UEFA Champions League..por obra y gracia de nuestros Mascherano y Messi.