Por Matías Enríquez
Hace diez años (y un puñado de días más) River y Boca jugaban el último superclásico del Siglo XX, en el Estadio Monumental. Era la fecha 11 del Torneo Apertura 99. River era líder del certamen y Boca lo seguía muy de cerca. Por ese entonces, Bianchi era el eje de las críticas de Boca. Años después, el actual manager xeneize callaría a todos. En River, Ramón Díaz era el dueño del equipo. Recuerdo que en ese partido, Astrada (hoy entrenador millonario) fue pieza clave del partido con dos habilitaciones: la primera, para el gol de Aimar y, la segunda –ya desgarrado– para iniciar la contra del segundo gol. River ganó 2 a 0 y comenzó a perfilarse como el gran candidato a obtener el certamen. En ese torneo, el millonario sembró 44 puntos y obtuvo el campeonato, mientras que, a tres puntos del millonario, estaba Boca (tercero en la general).
Ambos llegaban como animadores del torneo. River era una máquina con Yepes, Astrada, Aimar, Saviola y Angel como grandes figuras. Boca no se quedaba atrás: el polémico Bermudez, Serna, Riquelme, Palermo y el mellizo Barros Schelotto conformaban la columna vertebral de un atrevido equipo.
De aquel equipo Apertura 99, Boca mantiene a Abbondanzieri (en ese entonces, suplente de Córdoba), Ibarra, Battaglia (3er. mediocampista central del equipo), Román y Palermo. River solo mantiene al nombrado Astrada pero que, a diferencia de los demás, hoy es entrenador.
A diez años de aquel partido, Boca y River viven presentes muy diferentes. Boca llega mejor perfilado al clásico con 14 puntos, ubicado en la décima posición. Mientras que River llega con 6 puntos en una paupérrima décimosexta ubicación. Lejos, muy lejos del nivel que supieron mostrar hace diez años.
Boca extraña demasiado a aquella defensa memorable conformada por Ibarra –en un nivel cualitativamente superior al actual–, Bermúdez, Samuel y el surfer Arruabarrena. Cáceres y Paletta no ofrecen las garantías de sus predecesores y eso se siente. La sólidez que esta empezando a demostrar en ataque con Riquelme, Gaitán y cia. queda opacada por los incesantes errores defensivos. En River, la cosa tampoco está mucho mejor.
En defensa, el millonario está al mismo nivel que Boca. No hay equipo que no le convierta. Solo Huracán no pudo por la brillante actuación de Daniel Vega. En el medio, Almeyda se destaca al igual que Astrada en aquella temporada 99-00, pero arriba también estan los problemas de River. Mientras Ortega trata de encontrar su mejor nivel, Buonanotte es figura y Gallardo juega como a los 20, River carece de un 9 de área. Esa posición en la que Boca tiene superávit con Palermo y Viatri. En Nuñez se extrañan los gritos de Saviola y Angel. Fabbiani, en un flojísimo nivel, no es delantero central y, de hecho, dista de serlo. Su rol es más de acompañante que de otra cosa.
A 10 años y con presentes completamente distintos, River y Boca saldrán a disputar la edición 185 del partido más importante del fútbol argentino. En Boca, esperán continuar con la racha de tres victorias al hilo. En River, los hinchas agotaron todas las entradas populares y ansían que el equipo empiece a revertir la desastrosa campaña actual. La cita esta pactada para este domingo a las 16.15 en el Estadio Monumental. Esperemos que esta vez reine el buen fútbol y no salga otro aburrido 0 a 0, como a veces, suelen acostumbrarnos.
El mejor superclásico jugado en el estadio Monumental.